Cerca de aqui hay un pueblo que se llama Crystal City, su emblema es un popeye comiendo espinacas ya que su producción y orgullo principal son las espinacas. Ahí, metieron a la cárcel desde su presidente hasta los magistrados y jefes de policía, todos corruptos, todos al bote.
Otras veces que me he sentido lejos lo llevo solita y bien, peleándome con todo lo que me provoca, todo por dentro. Y ahora, ahora que alguien me sigue y me ve y se mueve como yo, chingados, no puedo hacerlo o bueno, no tanto. Tan mal que me caían todos los presumidos de coronas ancestrales namás por tener apellidos singulares y difíciles de pronunciar: yo decía, qué hueva, como si cada mexicano no estuviera mezclado hasta el cansancio, como si algún día hubiera vivido en otro lugar que no fuera este, que pinches ganas de colgarse penachos a lo wey. Y ahora.
Ahora que alguien me sigue no puedo, no puedo permitir que no sepa, se sepa de dónde viene y porqué es importante. No quiero permitir que nos convirtamos en turistas de mi casa, me niego y me duele, no quiero. Pienso en Baiek, en Emme, en mi papá que le llegó a valer que tuviéramos la pertenencia que él si tenía; en güelito y el otro güelito zoltan, en mi suegra preciosa y sólo pienso cómo coños le hicieron ellos, ¿les habrá gustado más México? ¿Se lamentaban como yo?
Hoy (y otros dias también) pero hoy tuve un milagrito, chiquitito y bellísimo (cursi) pero clarísimo. En el coche se me cruzó durante todo mi trayecto un revoltijo de maripositas chiquititas y amarillas, cruzando la calle y mas y mas, y avanzaba y seguían cruzando la calle. Este lugar sin nada y con todo; donde I me dice que es feliz, que tenemos un "hogar hermoso" y que ojalá siempre vivamos aquí.
21/4/16
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