25/3/07

asi es mi carcel



1. m. Sensación de alerta y angustia por la presencia de un peligro o mal,sea real o imaginario:miedo a morir,miedo al fracaso.
2. Recelo de que suceda lo contrario a lo que se espera o desea:tengo miedo de que llueva el día de la excursión.
miedo cerval Miedo atroz o excesivo.
3. de miedo loc. adj. col. Muy bueno:ese actor está de miedo.
4. loc. adv. col. Mucho o muy bien:estuvo de miedo en el recital.



Hace mucho tiempo, yo era una persona sin miedo.
Ni de cagarla.
Ni de arrepentirme.
Ni de hacer.
Ni de decir.
Ni de sentir.
Tenia pretensiones, era ambiciosa y critica a la menor provocación. Tajante, radical... sin miedo. "Ni madres, eso nunca esta bien", "ni madres, eso es una pendejada aquí y en China, la hagas como la hagas y por lo que la hagas", etc.
Algo ha ido cambiando, no se si tengo miedo precisamente, creo que es una palabra que tiene una mala connotación y por eso no quiero llamarle miedo... jeje aunque si es miedo.
En mi defensa puedo decir que el miedo al igual que el dolor, están ahí por algo; y por algo no son sensaciones gratas. La experiencia previa en ambos casos te acaba por demostrar porque no es grato.
Pero tengo miedo y no me gusta, sobretodo cuando me paraliza como conejo en periférico.
Pero tengo la sensación de que sin miedo seria torpe (o mas torpe de lo que soy y he sido).
No estoy del todo peleada con el miedo, solo quisiera saber porque esta ahí. Tal vez estoy haciendo algo que no conozco y por eso me cuesta trabajo encontrar referencias previas para saber como manejarlo. Puedo vivir con cierta dosis de miedo, creo. Si, si me gusta. Significa que estoy haciendo algo nuevo, algo importante para mi.
Esas son dosis pequeñas de miedo; las dosis altas son las que acaban por construirte tu propia cárcel. La verdad es que me gustan las cárceles, el concepto me apasiono por mucho tiempo, desde las de Piranesi hasta el panóptico y toda la teoría big brother me encantan. Algo de voyeur y mucho de morbo, no me importa, la verdad es que me gustan. Hay algo de fascinante en la idea de un ser humano ante si mismo y nadie mas, hasta cierto punto puede ser justo lo que muchos necesitamos por lo menos durante una etapa; como un espacio acaba por convertirse en tu misma piel, respira y se expande contigo, huele a ti, las ventanas, las rejas, los muros se convierten en algo tan natural como tus manos y tus orejas. Depende mucho de lo que tu eres que tu cárcel te tenga prisionero; por algo las cárceles de Piranesi eran infinitas y laberínticas, no por eso dejaban de ser cárceles. El miedo en altas dosis si es capaz de hacerte prisionero. Te hace prisionero porque tienes la sensación de peligro y angustia: de que nada vuelva a ser igual o de que todo siga igual.


Las cárceles de Piranesi tienen ese elemento; no es una celda, es una sensación como la de los sueños la que te refiere a una cárcel. Una textura, una mirada logran transmitirte algo que estuvo vivo donde solo hay ruinas, nunca se irán del todo, pero nunca volverán. Uno mismo condenado a estar incompleto para siempre.


Son distintas las sensaciones, la celda quizá provoque frustración, tristeza, hartazgo, etc., mientras que las cárceles de Piranesi si provocan miedo, a estar perdido, nunca encontrar el camino de regreso si es que todavía existe. Es este ultimo sentimiento el que traigo colgando un poco del cuello, como un diablito que me lo advierte al oído cada vez que no se que hacer o para donde ir. Pero por otro lado tengo un angelito.... el también me inspira miedo, pero miedo a que todo siguiera igual, a que nunca me hubiera atrevido a cambiar nada, así que entre los dos me tendrán apanicada pero también me empujan a un huequito de esperanza que se ve de lejos.

24/3/07

mi hoja en blanco


Recuperemos pues, este asunto.

Es un momento un tanto extraño, un tanto emocionante también. Pienso que desde hace tiempo estuve buscando la manera de revelarme, de marcar mis próximas tres décadas cumplidas con un cambio radical. Un corte de pelo no iba a bastar. Entonces termine con todo lo que ya conocía (me gustara poco, mucho o nada) para ahora enfrentarme al terror de la hoja en blanco que ahora son mis días. El terror se ha ido transformando en fascinacion por la hoja en blanco y casi me parece de repente verla como se dibuja sola, a base de sombras, como un grabado ciego. Siempre tomo decisiones, me gusta tomar decisiones y sus correspondientes responsabilidades; pero en este momento me encuentro feliz de ver como mi propia presencia toma esas decisiones en mi vacío general sin que yo decida nada por completo. Se puede deducir cierta suavidad en esta manera de entrar a una nueva etapa. Mis días ya no tienen colores primarios (tajantes, duros y elementales) sino simplemente sombras sobre luz blanca, a veces sombras de arboles (un tanto verdosas) otras mas bien rosas y naranjas (como de atardecer) y lo que mas me gusta es que ninguno de esos colores esta para quedarse. Todos tienen esta cualidad perecedera que a fuerza de segundos contados transmiten la curiosidad y la emoción de lo que tendrá que terminar justo antes de ser disecado, explorado y entendido.

Estoy contenta ahorita sin mi llave, viendo como se dibuja y desdibuja cada vez mas; estoy segura que un día de estos me sera regresada, pero nunca tan bella.


LA LLAVE

Pierdo la llave, el sombrero, la cabeza! La llave es la del almacén de Raúl, en Temuco. Estaba afuera, inmensa, perdida, indicando a los indios el almacén "La Llave". Cuando me vine al norte se la pedí a Raúl, se la arranque, se la robe entre borrasca y ventolera. Me la lleve a caballo hacia Loncoche. Desde ahí la llave, como una novia blanca, me acompaño en tren nocturno. Me he dado cuenta de que cuanto extravío en la casa se lo ha llevado el mar. El mar se cuela de noche por agujeros de cerraduras, por debajo y por encima de puertas y ventanas.

Como de noche, en la obscuridad, el mar es amarillo, yo sospeche sin comprobar su secreta invasión. Encontraba en el paragüero, o en las dulces orejas de María Celeste gotas de mar metálico, átomos de su mascara de oro. Porque el mar es seco de noche. Guardo su dimensión, su poderío, su oleaje, pero se transformo en una gran copa de aire sonoro, en un volumen inasible que se despojo de sus aguas. Por eso entra en mi casa, a saber que tengo y cuanto tengo. Entra de noche, antes del alba: todo queda en la casa quieto y salobre, los platos, los cuchillos, las cosas restregadas por su salvaje contacto no perdieron nada, pero se asustaron cuando el mar entro con todos sus ojos de gato amarillo.

Así perdí la llave, el sombrero, la cabeza.

Se los llevo el océano en su vaivén. Una nueva mañana las encuentro. Porque me las devuelve una ola mensajera que deposita cosas perdidas a mi puerta.

Así, por arte de mar la mañana me ha devuelto la llave blanca de mi casa, mi sombrero enarenado, mi cabeza de naufrago.