
Los hombres, salgo con ellos, los conozco y reconozco; ellos ven en mí una esencia similar a algo que ya conocen, pero rara vez me reconocen. Hay bien pocos de ellos que sí lo hacen, con ellos puedo descansar, me dan paz y funcionan en mi alma lo mismo que el olor de galletas en un horno, lo mismo que esos días raros. Los otros a su lado se ven borrosos, yo tampóco los reconozco.
Probablemente también así funciona con uno mismo. Al menos así me lo parece conmigo misma. La mayor parte del tiempo no te reconoces, no te defines hasta que en un chispazo ves el espejo y todo queda claro en un momento, ése se guarda en la memoria y lo llevas tanto tiempo como sea posible. El problema será entonces esa memoria con iniciativa a cambiarlo, matizarlo todo hasta que esa imagen se deshace como la ropa con las lavadas.
1 comentario:
Que dificil es querer "encapsularse"; fluir, fluir...
P.S.- A veces quiero galletas de "crece/empequeñece"
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